Publicado en el diario Expansión el 1 de marzo de 2013
Parece haber un consenso sobre el paralelismo entre la posible salida de Grecia del Euro en el 2015 y la quiebra de Lehman Brothers en el 2008, en el sentido de que así como el caso Lehman disparó la crisis de los riesgos sistémicos, la salida de Grecia dispararía la crisis de los PIGS, que acabaría con el Euro.
Quiero argumentar tentativamente que si bien el paralelismo puede ser acertado, sirve para defender la posición contraria al consenso, es decir, la quiebra de Lehman es lo que permitió justificar el rescate de todos las demás entidades financieras y, por tanto, la salvación del sistema y la salida de Grecia sería favorable para que el Euro sobreviva.
Primero Lehman. El sistema de mercado está fundamentado en algunas reglas básicas. Una de ellas es que se premia el mérito, otra que el que toma una iniciativa empresarial y tiene éxito, prospera y el que se equivoca sufre una pérdida. Cuando estas dos reglas se incumplen gravemente, el sistema deja de tener sentido, al igual que no lo tendría pretender jugar al futbol dentro de una piscina. El sector público modera los excesos en ambos casos mediante unos impuestos progresivos y vigila que en el caso de entidades que plantean un riesgo sistémico, esas equivocaciones (cuyas consecuencias son las quiebras) se solucionen de forma negociada.
En el 2008, la burbuja financiera era de tal calibre que solo era cuestión de tiempo el que se produjese el cataclismo. El sistema no puede, ni podrá, equilibrar una situación como la que se había producido. (Otra cosa es que se pueda evitar que se cree esa situación). La quiebra de Lehman disparó la necesidad de la intervención del sector público y permitió que las autoridades económicas tuviesen una fuerte justificación para salvar, a costa de que el contribuyente corriera con el riesgo, al resto de entidades en peligro. Si no se hubiese dejado quebrar a Lehman, el sentido de toda la operación de salvamento habría hecho temblar los cimientos lógicos del sistema financiero. No se puede defender que con muchas entidades "sistémicas" ninguna pueda quebrar, de hecho en ese caso lo que es un problema sistémico es el conjunto de entidades, no cada una de ellas.
Ahora Grecia. Un área monetaria necesita cumplir ciertas condiciones para sobrevivir. Movilidad grande de factores, dinero, trabajo, capital, etc., provisión más o menos homogénea de servicios públicos, sanidad, educación, etc. una autoridad monetaria central y un sistema fiscal y presupuestario armonizado. El ejemplo es Estados Unidos.
Cuando se crea el Euro, ese no es el caso. Los europeos somos heterogéneos. Sin embargo, se crea el euro después de años de unión comercial y económica, porque nos va a obligar a homogeneizarnos, al menos en algunos aspectos, y eso se considera una ventaja económica pero también social y política. Por eso no se contempla un mecanismo de salida. De esta forma los países están irrevocablemente comprometidos a converger.
Por razones conocidas, diez años después constatamos la evidencia de que no hemos conseguido cumplir esas necesarias condiciones, al menos totalmente, y hay ciertos países retrasados. El euro está en peligro. Desde el punto de vista de los intereses de los que quieren que el euro sobreviva, el análisis de si es mejor que Grecia salga o se quede se basa en la respuesta a dos cuestiones.
En primer lugar la convergencia rápida es una necesidad para que el euro no desaparezca. ¿Es más probable que los mediterráneos tomemos las medidas necesarias sin Grecia en el sistema o con Grecia dentro? Creo que la presión en el grupo de retrasados es más grande cuando el farolillo rojo abandona la carrera. Mientras esté Grecia dentro del euro, tanto Francia como Italia y otros podrán argumentar que no hay tanta prisa en las reformas dado el retraso de un miembro del grupo. En segundo lugar, la supervivencia del euro, como de casi todo, es más probable cuando los agentes implicados creen que va a sobrevivir, es bien sabido que en estos casos las expectativas tienden a autocumplirse. ¿Es más probable que los mercados internacionales crean que el euro sobrevivirá, con Grecia dentro o con Grecia fuera? Creo que la relativa indiferencia con la que las divisas y las bolsas (excluyendo a Grecia) han reaccionado a la negociación de la deuda griega y a las declaraciones de unos y otros, indican que la preocupación por la posible salida de Grecia del sistema es baja, lo cual debería significar que, si ese fuese el caso, los mercados no reaccionarían pensando quien será el siguiente, sino que el euro ha salido fortalecido.
La salida de Grecia aceleraría la convergencia de los demás y permitiría suavizar el dilema entre las políticas de ajustes, necesarias para converger, y las políticas expansivas necesarias para crecer. Sin Grecia la presión que sufrirían Italia y Francia para implementar las reformas sería mucho mayor, lo cual permitiría casi automáticamente iniciar políticas expansivas que facilitasen el crecimiento y que volvieran a poner en valor el sueño europeo.